Juguetes, ¿educativos?

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Cada vez se habla más de los «juguetes educativos» y de sus múltiples beneficios. Prácticamente todas las tiendas de juguetes tienen una sección dedicada a ellos. Pero, ¿por qué se les llama «educativos»? ¿Acaso no todos los juguetes educan?

Si buscamos información al respecto veremos que, en líneas generales, los juguetes educativos se definen como aquellos orientados a estimular las habilidades del niño de una forma divertida, fomentando así la adquisición y el reforzamiento de algún tipo de aprendizaje. Es decir, un juguete que además de divertir, enseña. Y ahora me pregunto… ¿qué juego o juguete no cumple estas condiciones?

Como hemos comentado en varias ocasiones, toda práctica en la que el niño participe de manera activa genera aprendizaje. Y no hay nada más participativo que el juego. Pero esta experiencia, difícilmente se convertirá en una oportunidad de aprendizaje si no hay espacio para la improvisación, para la exploración, para la imaginación y para la creatividad.

Para los niños, el juego es su modo de vida. A través de él, aprenden sobre ellos mismos y sobre los demás, sobre cómo funcionan las cosas y sobre el mundo que los rodea. Sin embargo, para que este aprendizaje se dé, necesitan hacerlo suyo, vivirlo en primera persona.

Por eso, olvidémonos de los juguetes educativos. No hay recetas mágicas. La magia está en el propio niño. Dejemos que ellos mismos construyan su guión e interpreten el mejor de sus papeles. Sólo así conseguiremos que hagan de las experiencias, la película de su vida. 

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