Topito terremoto

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Todos los que trabajamos con niños sabemos que cada uno es un mundo. Mientras unos necesitan más tiempo, otros demandan movimiento y estímulos constantemente. Este es el caso del protagonista de hoy. Llega… ¡Topito terremoto!

Cuando Topito se despierta… ¡se acaba la calma! Arriba y abajo, lo toca todo. Se distrae. Pierde las cosas. No para quieto ni un segundo. Le dicen que es: inquieto, hiperactivo, nervioso, pesado, impulsivo… Sus padres están preocupados. Sus profes, desesperados. Y ahora, además, tiene que presentar un trabajo de fin de curso…

Una historia sobre la hiperactividad que nos enseña que ser diferente no tiene nada de malo. Lo importante es sentirse bien con uno mismo y darle la vuelta a aquello que, en ocasiones, nos supone un problema. En este caso, la clave está en aprender a canalizar esta desbordante y luminosa energía y convertirla en algo mágico. Porque siempre se puede.

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