Rebecca Gil: «Nadie educa a nadie. Nos vamos auto-educando a través de las relaciones»

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Rebecca Gil es maestra y escritora, y Concha Pasamar, lingüista e ilustradora. Ambas forman parte de Meraki Tanttak

¿De dónde viene el nombre de Meraki Tanttak?

Meraki viene del griego y significa «lo que nace del alma con creatividad y amor». Tanttak, en cambio, proviene del euskera y significa «gotitas». Esas gotitas que somos cada una de las personas que hemos participado y participen como lectores cocreadores del proyecto, que van a sumar y nacen de esa creatividad que hay en el alma.

¿De qué trata este proyecto?

Meraki Tanttak es un proyecto basado en la interacción de diferentes lenguajes del arte (la poesía, la ilustración y la música), a través del cual tocamos diferentes temas de la vida cotidiana. Temas universales, pero a la vez muy cercanos, que se materializan en 11 álbumes ilustrados. Todos ellos están incluidos en el primer libro: Meraki, emociones, tormentas y brillos. Y a éste, le acompaña otro libro: Tanttak, pociones para alumbrar mundos. Un libro de recursos, dinámicas emocionales que provienen de la psicología positiva, la Gestalt, un poquito de Mindfulness, otro poquito de Arteterapia…

Estas dinámicas, ¿están relacionadas con los conceptos que aparecen en cada uno de los cuentos?

Más bien de lo que nace en cada persona a partir de la lectura del cuento. Tienen un carácter muy abierto y pretenden ser catapulta para otras versiones. En realidad, son una excusa para ofrecer ideas, para fomentar el pensamiento creativo y crítico. Una lluvia de ideas para construir mundos.

Entonces, no se trata de una guía.

El que espere una guía en la que pone qué es lo que hay que hacer y cómo es la forma correcta, no lo va a encontrar. Todas aquellas personas que estamos dentro de un aula sabemos que no existe el manual perfecto. Tenemos este concepto de la educación «de guía», de lo didáctico, de cómo tienen que ser las cosas, y yo creo en otro paradigma. Considero que nadie educa a nadie, sino que nos vamos “auto-educando” a través de las relaciones, de las propuestas que vamos encontrando en el camino, de los “modelos” que vamos conociendo y de las interacciones, estableciendo, claro está, unos límites. De hecho, en el propio libro se indica que las reflexiones que en él se encuentran son personales y no pretenden sentar cátedra de ninguna manera, lo cual tampoco indica que no estén basadas en un estudio en profundidad, en una amplia formación acerca de las diferentes situaciones, disciplinas, dinámicas…

En el vídeo de presentación hablas de una niña que se hizo creer a sí misma que algo estaba mal dentro de ella. ¿Tiene algo que ver con esas reflexiones?

Los niños y niñas son inocentes y vulnerables, y desde la infancia se nos condiciona de una manera u otra. Sin embargo, cuando digo que “se hizo creer a sí misma”, y no “le hicieron creer”, lo que hago es devolverle a esa niña todo su poder. Porque todo lo que decida creer dependerá de ella, independientemente de las cosas que le pasen o le digan. Hay algo que repito a mi hijo muy a menudo, creo que porque trato de recordármelo a mí misma a cada paso: “lo más importante no es lo que te pase, no es lo que los otros piensen o digan, ni tan siquiera lo que yo piense o te diga tiene importancia. Lo más importante es lo que tú decidas creer, porque esa es tu verdad y esa es tu magia”.

¿Y cuál es nuestro papel como adultos?

Tenemos que romper con la idea de que el adulto es el que va a educar las emociones de la niña o del niño. Tendemos a creer que podemos o que debemos enseñar algo, cuando lo que debemos es facilitar un acompañamiento que ayude a crecer y a descubrir las maravillas que llevan dentro. Yo creo que los niños y niñas reconocen sus emociones de manera instintiva, aunque no les pongan nombre. Cuesta poner a veces palabras a lo que sentimos, pero para eso está el diálogo, para que cada cual pueda expresar sus propios significados. Y cada cual debería responsabilizarse de lo que lleva dentro antes de pretender enseñarle nada a nadie. Algo nada sencillo. Por eso, el papel del adulto es ser lo mejor que pueda en cada momento.

Habéis hablado de música, de poesía, de ilustración… ¿Qué tiene el lenguaje artístico que no tengan las palabras por sí mismas?

Creo que las palabras son arte en sí mismas. Cada uno interpreta de una palabra lo que está en su mundo, lo que proyecta de su mente, de su propio interior, y así crea una emoción. Podemos estar hablando de la misma cosa y no estar diciendo lo mismo. A cada persona cada lenguaje le evoca unas vivencias concretas. No es que el lenguaje verbal no diga suficiente, sino que el resto de lenguajes amplia y enriquece la experiencia. A la larga, todo suma. Por eso, este proyecto lo que quiere es jugar con los lenguajes, con esas sensaciones que te pueden despertar. Charlar con alguien a propósito de aquello sobre lo que estos cuentos cantan, acariciar dolores, acompañar sonrisas…

Los cuentos están escritos en lenguaje poético. ¿Por qué?

En primer lugar, porque es la forma más auténtica en la que siento que me expreso desde muy pequeñita. Meraki Tanttak se expresa en un lenguaje poético, con un estilo rico y variado, porque reivindicamos que la literatura puede ser sencilla pero no tiene porque ser simple. Como maestra me he encontrado con muchísimos cuentos, y parece que ahora huimos del vocabulario más complejo, que enriquece. Hemos caído en un simplismo literario. No encuentro palabras de las que a mí me encantaba descubrir, que no sabía lo que eran e iba corriendo a preguntar o a buscar en el diccionario. Parece que nos dan miedo las palabras que se salen de lo cotidiano. Yo acabé por darme cuenta de que mi niño cuando tenía 4 años, y mis sobrinos, a lo mejor no entendían todas las palabras, pero comprendían el hilo conductor de la historia, de su historia, y preguntaban. Les agradaba haber conquistado una nueva palabra de esas largas o raras.

Para poder hacer los primeros 1000 ejemplares, habéis lanzado una campaña de crowdfunding en Verkami. ¿Cómo funciona?

Queríamos tener el control de todo el proceso creativo y el crowdfunding nos posibilitaba esa opción. Se trata de una alternativa de financiación para proyectos (es una especie de compra anticipada) a través de las aportaciones de muchas personas, a cambio de recompensas en forma de productos, servicios o experiencias. Esta alternativa permite a los creadores conservar el 100% de los derechos sobre su obra y a los mecenas, obtener un producto a un precio mucho más económico que cuando salga al mercado, y además conseguir exclusivas recompensas.

La campaña va bien, pero nos falta el último empujón, ya que la premisa de Verkami es «todo o nada». Así que seguimos solicitando el apoyo para conseguirlo. ¿Cómo nos pueden ayudar? Comprando nuestro producto en Verkami o difundiéndonos. 

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