El día que los crayones renunciaron

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La imaginación es libre, o debería serlo, pero muchas veces se ve coartada por los convencionalismos. Pensemos en los dibujos y sus colores… ¿Qué dirían las pinturas si hablasen? Duncan nos lo cuenta en esta historia: El día que los crayones renunciaron.

Un día, en la escuela, Duncan encontró un montón de cartas para él. Eran sus crayones que, molestos por el trato que recibían, decidieron escribir cartas como ultimátum para Duncan. Crayón Beige está cansado de ser el segundón de Crayón Café; Crayón Negro quiere ser usado para algo más que los contornos; y el Naranja y el Amarillo ya no se hablan porque cada uno cree que es el verdadero color del sol…

Un día, todas las pinturas se plantan. El día que los crayones renunciaron da lugar a doce cartas reivindicativas llenas de personalidad, donde las pinturas de Duncan expresan sus emociones y le muestran que son más de lo que se piensa. Que la realidad sea una no significa que en nuestra imaginación tenga que serlo. ¿Por qué no puede haber nubes rosas, elefantes amarillos o corazones negros? ¿Por qué no podemos crear nuevos mundos con normas diferentes?

Salgamos de lo convencional y exploremos todas las opciones. La creatividad no tiene límites.

¡A dibujar!

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